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Fraude alimentario: qué es, características legales y protocolo para empresas

El fraude alimentario es el suministro de un producto alimentario que no es de la naturaleza, sustancia o calidad definida o acordada, y que supone un engaño para el comprador o consumidor. Apuntamos a fraude alimentario cuando existe incumplimiento intencionado de la legislación relacionada con el comercio del producto.

Desafortunadamente, el fraude alimentario se ha convertido en una amenaza constante  en el sector agroalimentario. Por este motivo y como expertos en seguridad alimentaria, nos vemos obligados a informarte de las consecuencias, los riesgos y en qué consiste el fraude alimentario. 

Seguramente, como cliente o consumidor de algún tipo de producto o servicio, alguna vez te has sentido estafado o engañado de algún modo. También en el ámbito de la alimentación, cuando por ejemplo, el producto no ha satisfecho tus expectativas o el precio que has pagado por ese alimento es muy superior a la calidad del mismo. 

¿Cómo identificar un fraude alimentario en casa?

En el campo de la alimentación es difícil detectar si estamos ante una estafa, mucho más si somos el consumidor final. A continuación, te mostramos algunos ejemplos de lo que se puede considerar un fraude alimentario en la actualidad y en el pasado, así podrás detectarlos fácilmente en tu compra habitual: 

  • Uno de los fraudes más conocidos y antiguos era la leche adulterada, que consistía en mezclar la leche con agua para abaratar el coste. Actualmente, esto está prohibido por la legislación y su praxis constituye un fraude alimentario en toda regla. 
  • Cuando la composición nutricional de un producto no se corresponde con la que indica el etiquetado.
  • En el caso del aceite, en ocasiones se nos presenta catalogado como “de oliva virgen extra”. Sin embargo, estamos ante un aceite “refinado”, obtenido mediante un proceso industrial de transformación. 
  • Otro ejemplo, podría ser el conocido caso de la carne de caballo. Supone que algunos productos tipo lasañas, raviolli u otros preparados contenían esta especie no declarada en lugar de vacuno, que en muchos casos, era carne de ternera mezclada anteriormente con carne de caballo.
  • Sellos que catalogan frutas o verduras como  “Denominación de Origen”, en ocasiones las empresas que las comercializan no están acogida a ésta marca distintiva de productos de calidad. 
  • Cuando los lugares de procedencia o de fabricación que no son exactamente los que vienen indicados en el envase del producto. 

Después de haber leído estos posibles fraudes alimentarios, puede que hayas recordado algún momento en el que te haya dudado si se trata de un fraude o engaño.  Detectarlo no es tarea sencilla pero, os dejamos dos situaciones que os pueden ayudar a sospechar: 

  • Si un producto de aparente alto valor se vende por debajo del precio de mercado, es probable que no esté cumpliendo las especificaciones de ese producto.
  • La venta en canales no autorizados. A día de hoy, se sigue vendiendo (y comprando) alimentos en canales de venta no controlados que no ofrecen ninguna garantía, ni respecto a su calidad, ni, por supuesto, respecto a su seguridad. 
Actualmente, entre los productos que mayor probabilidad de fraude tienen encontramos:  pescados y derivados, las hierbas y especias (mezclas con material vegetal no declarado), miel, zumo de naranja o manzana, vino de uva, etc. 

¿Cómo se puede prevenir el fraude alimentario en una empresa? 

Para evitar que estos fraudes se produzcan de manera masiva, las normas de Seguridad Alimentaria han incluido como requisito para las empresas que cuenten con un “Plan de Control del Fraude” o también llamado “Plan de evaluación de la vulnerabilidad contra el fraude alimentario”.

Un plan que debe recoger el cumplimiento de los siguientes aspectos: 

  • Vulnerabilidad ante el fraude procedente de las materias primas.
  • Vulnerabilidad ante el fraude por parte de los proveedores.
  • Evaluación de las medidas de control del fraude alimentario existentes ya en la empresa.
  • Identificación de las medidas necesarias para controlar el fraude alimentario en la empresa.
  • Implantación de las medidas contra el fraude y la evaluación pertinente de la eficacia de dichas medidas.

Si los integrantes de la cadena alimentaria son conocedores de qué es la defensa alimentaria, cómo implantarla y cuáles son sus beneficios; se reducirán riesgos y se gestionará adecuadamente la prevención del fraude, para detectarlo antes de que suceda.

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