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REALIDAD o MITO sobre los huevos de gallina

Hace unos días, en medio de una jornada de trabajo sobre un proyecto de un nuevo negocio de sector de la pastelería, surgieron varias pesquisas en cuanto al uso y conservación de los huevos.

Tras ese debate, creí oportuno que debíamos aclarar conceptos sobre un ingrediente culinario muy utilizado, como es el huevo.

Parece un tema del que todos estamos al tanto y que conocemos al detalle, pero seguro que alguna de estas afirmaciones las has podido escuchar alguna vez…

“Como los huevos en los supermercados son almacenados a temperatura ambiente en casa puedo guardarlos fuera de la nevera en ambiente fresco y seco.”

  • FALSO. Cuando se pasa de frío a calor, lo normal es que se condense agua en la superficie, como un yogur o una fruta. En el huevo es muy peligroso porque tiene una capa porosa y permitiría que cualquier contaminación del exterior, al humedecerse, pasara al interior del huevo. Por tanto el motivo por el que en los supermercados se opte por mantenerlos sin refrigeración, es prevenir ese salto térmico de frío a calor que se produciría, por ejemplo, durante el transporte a casa o mientras hacemos la compra. Además al guardarlos en la nevera en casa prolongamos la frescura y evitamos que se multipliquen las bacterias que pudiera haber en él.
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“Cuando llegamos a casa tras hacer la compra es bueno revisar los huevos y lavar aquellos que tengan manchas o suciedad en su cáscara”

  • FALSO. En el momento en que la gallina pone el huevo cubre la cáscara con una sustancia protectora que sella los poros del huevo para evitar la penetración de microorganismos. Si nosotros lavamos con agua esos huevos estamos eliminando esta protección y por tanto favoreciendo la contaminación de los huevos. Si queremos limpiarlos, mejor con un trapo seco.

“Cuando abrimos un huevo y veo unas manchitas marrones o rojizas en la clara hay que retirarlas porque son signos de que el huevo estaba fecundado”

  • Estas partículas llamadas “manchas de carne o de sangre” no son otra cosa más que células de la propia gallina que durante la formación del huevo se han incorporado a él de forma natural. No acarrean ningún problema para la inocuidad del huevo y ni mucho menos son signo de que el huevo estaba fecundado.

Y hasta aquí llega este pequeño post sobre mitos y realidades del huevo, esperamos que os haya aclarado conceptos respecto a este ingrediente culinario tan utilizado.

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